Hey,
El otro día me puse a ordenar mi armario.
Saqué ropa que llevaba años sin usar.
Apareció por ahí:
Una camiseta de la Expo.
Unos vaqueros talla “anorexia”.
Un cinturón de tachuelas.
Una corbata de barrio sésamo
(no preguntes).
Un puto sombrero que he llevado 0 veces.
¿Y sabes qué?
Hace unos meses hice lo mismo, pero con mi escritura.
Revisé mis textos y apliqué una simple regla:
Si una palabra no añade valor, a la basura.
Fue como la peli “La purga”
Primero fueron los adverbios:
"Absolutamente, completamente, definitivamente..."
Muerte a todos.
Hijos de puta.
Luego vinieron las "palabritas de relleno":
"Es que", "en plan", "o sea", "pues", "como"...
Rebané el cuello a cada una de ellas mientras susurraba “sssshh”.
Y finalmente, los "intensificadores" innecesarios:
"Muy", "super", "extremadamente"...
Al paredón de fusilamiento.
No hay piedad.
El resultado fue mejor de lo que esperaba:
Mis frases, antes gordas y cansadas, ahora corrían maratones.
Mis párrafos, antes densos como el colesterol, ahora respiraban.
Mis ideas, antes ocultas bajo kilos de palabrería, ahora se veían como abdominales.
Es como cuando pierdes 20 kilos.
Hemingway lo sabía.
Orwell lo sabía.
Y ahora lo sabes tú.
Menos es más.
Este viernes te enseñaré a usar la IA para hacer esta "liposucción verbal" en tus textos.
—Javi
P.D.: Cuando asesinas todas esas palabritas, no solo escribes mejor... también piensas mejor.