Hey,
Imagínate que acabas de enviar un email de ventas.
El que más tiempo te ha llevado.
Y de repente aparece tu cliente más exigente.
Que nunca está contento.
Se sienta, lee tu email, y te dice:
"¿Esto es lo mejor que tienes? ¿En serio?"
"¿Qué me estás vendiendo exactamente?"
"¿Por qué debería importarme esto?"
"¿Tienes alguna prueba de lo que dices o solo palabrería?"
Te haces más pequeño que el ego de un influencer sin followers.
Porque esta vez el hijo de puta tiene razón.
Tu email es una mierda.
Pero hace 10 minutos, cuando lo releíste, te parecía tu mejor obra.
"¿En qué momento me he convertido en un vendedor de enciclopedias?"
Que tu cerebro no es objetivo con tu propio trabajo.
Asume contexto.
Da cosas por sentadas.
Tu texto suele ser perfecto hasta que lo lee alguien más.
Tu cerebro te dice más mentiras que tu ex.
Por eso necesitas convertirte en tu propio cliente cabreado.
Hacerte las preguntas jodidas antes de publicar.
Ser brutalmente honesto contigo mismo.
Esta semana te enseño cómo hacerlo.
Bueno, te enseño a que la IA lo haga por ti.
Tú solo prepara las palomitas.
—Javi
P.D.: Mi cliente más exigente se llamaba Miguel. Una vez me hizo reescribir una landing 7 veces. La octava funcionó de puta madre. Lo odio, lo amo.