Hey,
¿Has estado alguna vez en una reunión donde alguien dice:
"Nuestro cliente ideal es muy exigente con la calidad, busca una experiencia premium, pero también valora el precio competitivo"?
Ahá.
¿Tu cliente quiere calidad, experiencia premium y precio barato?
Gracias, detective.
Pero ahí estamos todos...
Asintiendo sabiamente.
Como si acabáramos de descubrir el secreto del universo.
"Sí, sí, muy interesante. Toma nota de eso."
¿El problema?
Que estamos hablando de alguien que no existe.
De una proyección de lo que creemos que quiere la gente.
¿Cuándo fue la última vez que hablaste con un cliente real?
No me refiero a "Hola, ¿qué tal?"
Me refiero a sentarte con él 30 minutos y preguntarle:
"¿Qué te quita el sueño por las noches?"
"¿Cuál es el problema más jodido que tienes en tu día a día?"
"¿Qué te haría decir 'joder, por fin alguien me entiende'?"
¿Nunca?
Tranquilo, no eres el único.
El 90% de empresas basan su marketing en suposiciones.
En lo que creen que quiere el cliente.
En lo que a ellos les gustaría que quisiera.
Es como cocinar para alguien sin saber qué le gusta.
"Seguro que le encanta el pescado crudo con salsa de soja."
"¿Cómo que es alérgico al marisco?"
Mientras tanto...
Hay gente ahí fuera que sí sabe lo que quieren sus clientes.
Preguntando cosas incómodas.
Descubriendo problemas.
Entendiendo frustraciones que ni imaginas.
¿El resultado?
Su producto resuelve problemas reales.
Mañana te cuento la diferencia clave.
Entre describir una persona y entender un problema.
Y por qué cambiar ese enfoque lo cambia todo.
—Javi
P.D.: Este viernes cómo hacer un buyer persona pro en 10 mins (Con IA)